Los Juegos Olímpicos - ¿Qué Origen tienen?
Henry Kissinger - conocido por su larga trayectoria en política y quien recibiera el pasado 16 de agosto de 2008 el premio Douglas MacArthur por haber servido en la comisión que transformó al comité olímpico internacional - dijo lo siguiente: "La gente no entiende completamente el mundo en el cual está entrando. Los líderes deben invocar una alquimia de gran visión".
Por otro lado, el Dr. Benjamin Ladner, hablando en " Solidarity" durante la conferencia 1996 de la O.N.U sobre establecimientos humanos, expresó: "Debemos confiarnos al trabajo de imaginar nuestra humanidad común… y de decretar los rituales cívicos que resuenan con la música de nuestros ancestros".
En el sitio oficial de las Olimpiadas 2002 se podía leer lo siguiente: “Los dioses griegos podrían sentirse orgullosos de cómo las cosas se han desarrollado. Antiguamente, durante los Juegos Olímpicos en Grecia, una llama sagrada ardía sobre el altar del Zeus, en cuyo honor se llevaban a cabo los juegos".
¡Los mitos antiguos, la capacidad humana, y un sistema de comercialización masiva! Estas muestras visibles de las Olimpiadas modernas impresionan la imaginación y atraen a las masas. También ocultan la política global y el pragmatismo de corazones fríos que actúan detrás de las escenas. Los amos olímpicos celebran al más fuerte y poderoso, pero demuestran poca compasión hacia el pobre, el débil y el perseguido.
La historia de las Olimpiadas nos lleva de nuevo hacia los alrededores del año 770 A.C. - el nacimiento evidente de los juegos griegos originales - cuando los supersticiosos mortales adoraban a dioses antiguos en el monte Olympus. Esta familia extensa de deidades promiscuas fue gobernada por Zeus y engendrada por Gaea (Gaia), supuesta diosa madre de todos.
En ese reino del otro mundo, la hermana mayor de Zeus, Hestia, guardó la llama sagrada en el monte Olympus. Mientras tanto, en el mundo real, un fuego sagrado fue encendido en un altar dedicado a Zeus frente a su templo. En los intervalos de cuatro años, los atletas desnudos competirían para las guirnaldas de la victoria, el honor y los beneficios materiales. Pero el fuego de esos juegos se apagó en el año 394 cuando el emperador Theodosius, que al parecer era cristiano, no podía ya más tolerar tales celebraciones paganas y ocultistas.
Las Olimpiadas fueron restablecidas en 1896 por barón Pedro de Coubertin, quien era inclinado a la filosofía humanista y tenía un gran amor por los mitos. Los juegos antiguos eran parte de un culto en honor a Zeus; y, según este barón mencionado, la meta dominante en su versión moderna debe ser la de adorar la grandeza humana y sus posibilidades y promover - según era su esperanza - la paz entre las naciones. Fuente artículos de Berit Kjos en Cutting Edge – redactado por VM-Argentina
El carácter pagano de estos juegos frenó en un principio a varios países de trasfondo cristiano a participar en ellos, pero la atractiva idea de poder competir pacíficamente entre las naciones y la esperanza de poder de esta forma terminar con las guerras, acabó por seducirlos a que formaran parte.
Como cristianos podemos tener diversas opiniones con respecto a los Juegos Olímpicos. Pero ante todo debemos preguntar: ¿Qué es lo que Dios piensa de tales juegos? Los primeros cristianos se negaron a asistir y participar en ellos. Veían a los atletas como un resumen de vanidad y de orgullo, en especial cuando eran glorificados como dioses y héroes. Esa fue también la razón por la cual Theodosius eliminó dichos juegos.
El apóstol Pablo nos enseña lo siguiente:„Porque el ejercicio corporal para poco es provechoso; mas la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera“ (1Ti 4:8). Desde luego que no estamos en contra del deporte o el ejercicio corporal en general, pues - siendo que somos cristianos - nuestro cuerpo es el „templo del Espíritu Santo“ (1 Cor. 6:19), y esto implica que no debemos descuidarlo.
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